sábado, mayo 19, 2007

El mogataz


Recibo el encargo de Humberto desde México, de escribir la página 123 del libro que estoy leyendo estos días. Éste es Corsarios de Levante de Arturo Pérez-Reverte.
De él puedo decir que fue reportero de guerra; ahora escritor, Académico de la R. A. E. y de mis favoritos. Si se quiere aprender léxico y tener fluidez de vocabulario es uno de mis imprecindibles.

Sobre la novela diré que pertenece a la serie del capitán Alatriste y se desarrolla en aquella España convulsa e imperial. Donde no se ponía nunca el sol. El Mar Mediterráneo y aquella etapa de la Historia que empezó a finales del XV son dos de mis grandes pasiones ocultas.

Por supuesto no me parece bien mucho de lo que hicimos los españoles en aquella época; pero gracias a aquellos, buenos o no, hoy hablamos la lengua más rica por todo el mundo, entre otras cosas. Los hombres -todos, sin excepción- siempre son lo que son, y casi nunca lo que desearían ser. Por ello me merecen mucho respeto aquellas gestas de hombres que se dejaron la sangre y la vida por construir una nación.
En palabras del viejo capitán: "Contaré que el diablo no tiene color ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como casi en todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados." Nadie mejor que él para explicarlo.
Mi respeto a aquellos hombres que murieron, unos por defender lo que legítimamente era suyo y otros por querer construir un nuevo Mundo. En América, Flandes, Filipinas, en tierras de Italia o a lo largo del Mediterráneo...
Bueno, que me enrollo; al lío que me encomendó Humberto:


Capítulo EL MOGATAZ, página 123.



mar, que con la cabeza al sereno dejaban congestión o sor-
dera. Sin contar las bascas del estómago con mal tiempo, la
furia de los temporales y los peligros de la guerra, combatiendo
sobre frágiles tablas que se movían bajo los pies amenazan-
do arrojarte al mar a cada instante. Y todo eso, en compañía
de galeotes que eran la peor cofradía posible: esclavos, here-
jes, sentenciados, falsarios, azotados, testimonieros, renega-
dos, fulleros, perjuros, rufianes, salteadores, acuchilladizos,
adúlteros, blasfemos, asesinos y ladrones, que nunca dejaban
pasar de largo unos dados o una grasienta baraja. Sin que los
marineros o soldados fuesen mejores, pues cada vez que
bajaban a tierra –en Orán habían tenido que ahorcar a uno
para dar escarmiento-, no había gallinero que no asolaran,
huerta que no yermaran, vino que no traspusieran, comida
y ropa que no alzasen, mujer que no gozaran, ni villano al
que no vejaran o acuchillasen. Que la galera, rezaba el anti-
guo refrán, dela Dios a quien la quiera.

- ¿De verdad crees que valdrá para soldado?
Copons seguía mirando al moro Gurriato, y Alatriste tam-
bién. Éste hizo un ademán indiferente.

- Él sabrá. De momento conoce mundo, como quería.
El aragonés señaló despectivo la cámara de boga y luego
se tocó la nariz con gesto elocuente. De no ser por el viento
que hinchaba las velas, el hedor de la gente hacinada entre
remos, rollos de cabo y fardos, unido al que subía de la sen-
tina, habría sido pesado de respirar.

- Exageras con lo de conocer mundo, Diego.
- Todo se andará.



Corsarios de Levante (Arturo Pérez-Reverte)
Editorial Alfaguara
ISBN: 84-204-7101-1