jueves, diciembre 29, 2005

Freddie Krueger y su primo


En esta semana se reciben por correo electrónico u ordinario todo tipo de felicitaciones por el año que pasó y los mejores deseos para el que vendrá. Es una invasión en toda regla, como el bombardeo que vimos en la CNN en aquella horrible noche sobre Bagdad, pero sin aviones ni soldados.

Lo peor de todo es que te las envía gente que en realidad ni la conoces, o a lo sumo las has visto una o dos veces en tu vida. En realidad ni les importas ni te importan. Simplemente lo hacen para que la Empresa en la que trabajas les siga comprando los productos que venden o les ofrezcas tus servicios como el año que pasó.

Tú puedes ser un psicópata asesino en serie a lo Freddie Krueger o jugar los domingos al dominó con Bin Laden y su prima, es igual éllos seguirán deseándote paz, amor y buen rollito para ti y los tuyos, y los mejores deseos llenos de frutos para ti y tu empresa. ¡Increible!. Mucho. Qué mundo más hipócrita.

Y digo yo. El 1 de enero es el que sigue al 31 de diciembre, pero nada más. Es algo totalmente arbitrario que le debemos al Papa Gregorio no sé qué número. Pero eso se puede ver en internet, lo del número digo; que aquí sale de todo. Lo que hemos sido durante 2005 es lo que seremos el año que viene. Por mucho que me deseen esos perfectos desconocidos y un poco "pelotas", a poder ser.

La vida, la historia de cada uno es lineal; depende de nuestro esfuerzo, de nuestra conciencia y de nuestra voluntad; y no del día o año en que estemos. Lo que seremos será lo que iniciamos en 2005.

El año 2006 será un año tan bueno como cualquier otro para ser mejores personas. Seguro.


P.D. Dejo mi post, que me voy a desearle un Feliz Año a Freddie.

viernes, diciembre 23, 2005

El taxi


Venía anoche hablando de la Navidad con el taxista que me traía a casa. La Navidad supongo que es muy parecida en todas las grandes ciudades desarrolladas del mundo.

Tráfico de locos, gente en los grandes almacenes comprando como posesos, derroche mucho derroche. El taxista se quejaba, la gente compra cosas absurdas en muchos casos. Mucho. Pero decía resignado, es Navidad.

No quiero hacer el típico post quejándose de las cosas de la Navidad. Del consumismo en estas fechas. Supongo que es una cosa que todos sabemos, ocurre en todos los países desarrollados. Y donde no ocurre es porque las economías son muy precarias. Hong Kong, donde la economía china está tan controlada por el Estado, es tanto o más derrochador que Las Vegas. Así que diré que el consumismo es un problema humano y no cultural o político.

La cosa es que, entre atascos, semáforos y bocinazos de coches, el taxista me decía que había oído en la radio la cantidad de dinero que se gasta de media un madrileño en estas fechas. Me quedo asustado. Hoy leo en el periódico El Mundo que la mitad de las familias madrileñas tiene dificultades para llegar a fin de mes. La verdad el taxista tiene razón, esto es de locos.

Bueno, no quería que este post saliera así. Es para felicitar las Fiestas a los lectores, para agradecer las risas juntos o separados que nos hemos echado leyéndonos. Gracias a todos y FELIZ NAVIDAD.

Por cierto Srta. Lee sigo sin imaginarme una Navidad en pleno verano, Papá Noel en moto de agua en vez de trineo, rodeado de delfines en vez de renos; los Reyes Magos en tablas de surf en vez de en camello, y con bermudas de palmeras en vez de capas largas; un helado de fresa en vez de un chocolate calentito. O sea, el mundo al reves. Uf, ¡de locos!

P.D. Los taxistas en su mayoría son gente genial y llena de experiencias por contar, ya les dedicaré otro post.

lunes, diciembre 19, 2005

Hospital japonés




NUEVO HOSPITAL JAPONÉS
AKÍ TEMATO
CUADRO MÉDICO:

-Director: Dr. Seguro Quetekuras

Urgencias
Dr. Tekuro Yamismito y Dr. Takurao Rapihito

Dermatología
Dr. Tukuero Taduro

Endoscopia
Dr. Temeto Tubito

Fisioterapia
Dra. Tesuda Toito

Ginecología
Dra. Yositoko Tucosita y Dr. Tesano Tukuka

Inmunología
Dr. Loaguanta Toito

Laboratorio
Dra. Temira Tukaka

Mamografía
Dr. Tetoco Tuteta

Neumología
Dr. Tutose Mufuete

Neurología
Dr. Saturo Tukoko

Obstetricia
Dra. Tepalpa Podentro

Odontología
Dr. Tekito Lacarie

Otorrinolaringología
Dr. Yosite Sako Mokito

Pediatría
Dr. Tekuro Lakría

Proctología
Dr. Temiro Lojete y Dr. Tukulito Sakayama

Psiquiatría
Dr. Tarayado Tukoko

Cardiología
Dr. Tekambio Tuválvula

Cirugía plástica
Dra. Tarrota Tucara y Dr. Suturo Tuoreja

Urología
Dr. Tupito Tamalo

Ortopedia
Dr. Tarreglo Tuweso

Gastroenterología
Dr. Tesobo Tupanza

Medicina preventiva
Dra. Tamumal Kelosepa y Dr. Taviso Contempo

Oftalmología
Dr. Temiro Losojo

Radiología
Dr. Tomemo Lafoto
Sexología
Masculina: Dr. Tunabo Taduro
Femenina: Dra. Tucosa Taseca

Dpto. de Reclamaciones:
Dr. Notago Nicaso
dedicado a Valeria

miércoles, diciembre 14, 2005

Arnoldo el Terminator


Stanley Tookie Willians es el segundo preso ejecutado este año en California, ayer su ejecución por inyección letal no estuvo exenta de problemas, ya que sus verdugos tardaron más de veinte minutos en encontrarle la vena a pinchar. "¿Lo estáis haciendo bien? " les preguntó poco antes de fallecer.

Después de agotar todos los Recursos y de no conseguir la clemencia, no el perdón, del gobernador de California Arnold Schwarzenegger, moría en la prisión de San Quintín. Su ejecución es la número 1.003 desde que se reimplantó la pena de muerte en 1976. El gobernador dijo "Sin una disculpa y un arrepentimiento por esos crímenes brutales no puede haber redención".

Tookei Willians no es un santo, claro, tras sus cuatro asesinatos aunque él negó su participación; Schwarzenagger fue elegido libremente en la democracia del país más potente del mundo y Estados Unidos es un país soberano y de Derecho.

Pero, ¿estás de acuerdo con la pena de muerte o crees que las películas de Terminator quedan mejor en el cine, y Arnoldo sale más guapo en la "tele"? Estoy hecho un lío.

sábado, diciembre 10, 2005

"Imagine" (John Lennon)


Hace veinticinco años, John Lennon moría asesinado por Mark Chapman a las puertas del edificio Dakota de Nueva York. Millones de personas de todo el mundo lloraron entonces aquéllos hechos trágicos. Yo no recuerdo muy bien dónde estaba aquel día, cuando me enteré de la noticia. Supongo que en el colegio. He de reconocer que no he sido nunca un incondicional de John Lennon ni de los Beatles. Nací un poco tarde para ellos.

Los actos en su recuerdo ayer se sucedieron por todo el mundo. Su viuda, Yoko Ono, depositó un ramo de flores blancas sobre el mosaico con la palabra "Imagine" que existe en el Central Park de Nueva York. En Liverpool, donde nació el mítico artista en 1940, se lanzaron más de mil globos blancos con un mensaje, cada uno escrito por un fan. En Londres un concierto en su honor ha reunido a distintos artistas, que han versionado sus canciones en una sesión transmitida de manera simultánea en Gran Bretaña y Estados Unidos.

En España la beatlesmanía no ha sido menos. Se celebran esta semana varios homenajes en su recuerdo por distintas ciudades, con exposiciones fotográficas y de diversos objetos. Algunos absurdos, como un pelo del artista o sus tan características gafas, y otros no tanto, como el manuscrito de la canción "Imagine" o su testamento.

Y es que todo lo relacionado con Lennon se revaloriza este año. El manuscrito del tema "All you need is love" ha llegado a alcanzar en subasta 880.000 €, mientras que la chaqueta militar de la portada del disco "Sargeant Peppers" alcanzó 150.000 €. Pero lo que no se revaloriza este año ni el que viene es la ayuda Europea y Norteamericana al Tercer Mundo, a las políticas sobre inmigración o a la lucha contra el SIDA en África. Y la que lo hace es de forma claramente insuficiente ante la magnitud del problema.

Parece que ya nadie se acuerda de la letra de "Imagine", la canción de John, ni de lo que quiso decir. Si podéis, releedla.

domingo, diciembre 04, 2005

La cadena


No soy muy amigo de enlazarme con estas cadenas, pero Cecilia me encadenó a élla desde Argentina. La completo y se lo paso a:

- Cecica (Perú)
- Ángela (Chile)
- Verónica (Chile)
- Valeria (Chile)
- Marcela (Italia)

(Sin compromiso, obviamente...)


A: Abba
B: Franco Battiato
C: Coti
D: Dire Straits
E: Elton Jonh
F: Frente
G: Genesis
H: Crowded House
I: Ismael Serrano
J: José Luis Perales
K: Kate Bush
L: Lene Marlin
M: Maná
N: Nacha Pop
Ñ:
O: Oreja de Van Gogh
P: Phil Collins
Q: Quinta Estación
R: Eros Ramazzotti
S: Los Secretos
T: Texas
U: U 2
V: Suzanne Vega
W: Whitney Houston
X:
Y:
Z:

Perdona, Cecilia, por haber tardado tanto y por no contestarte a esas 4 letras. Ahora no me sale ninguno.

jueves, diciembre 01, 2005

martes, noviembre 29, 2005

Malos tratos


Leo en la web de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres (CINDOC) que 105 mujeres han sido asesinadas por sus parejas durante el año 2004, en España. El año 2005 todavía no ha acabado, pero los datos no son más optimistas. A día de hoy la cuenta va por 81 en España. ¿Qué está pasando? ¿Cuesta tanto que el número resultante sea cero, que no existan los malos tratos?

Supongo que la cosa esa de los malos tratos la lleva el hombre poco evolucionado que arregla todo a golpes y mamporros. Cuando lo de Adán y Eva, el procedimiento para eso tan importante que es conquistar a una mujer consistía en darle un porrazo en la cabeza y llevársela a la cueva.

Pero, claro, todo cambia, todo evoluciona, y llega la Edad de Piedra. Esto complicó enormemente las cosas, porque el hacha de piedra con la que le daban el porrazo en la cabeza estropeaba mucho los peinados y las dejaba a veces muy estropeadas. El viejo arte de la seducción tuvo que ser abandonado e inventarse otro más racional.

La gente evolucionó y buscó un procedimiento distinto para privar del sentido a la elegida por su corazón y llevársela a la cueva: la declaración de amor. Las palabras apasionadas son tan cotundentes como el porrazo en la cabeza, con la ventaja de que no hay necesidad de arrastrar a nadie a ningún sitio.

Lo de que luego vendrán los niños traviesos a pintar por las paredes de la cueva mientras los padres no les ven, lo dejo para otro post. Pero así, por los chicos malos, se inventaría el Arte. Y luego vendría lo de Leonardo, Miguel Ángel, Brunelleschi o Warholl. Pero ya digo, este tema es más largo y no es para ahora.

Ya es suficiente con los Cromagnones éstos que arreglan los problemas de pareja a golpes. Que no evolucionan. Paremos esto.

P.D. Aunque he hecho una pequeña broma para explicar lamentables hechos, mi mayor respeto y consideración para las personas afectadas.

lunes, noviembre 21, 2005

Triste reflexión

Es curioso cómo en Europa llevamos unos días más preocupados por la muerte de un ave en Grecia o dos en Turquía, que por los 3 millones de personas que mueren al año victimas del Sida o los 500.000 niños que fallecen anualmente en África víctimas del VIH.

El Informe de la O.N.U. de hoy es desolador, después de 24 años de la aparición de la enfermedad.

miércoles, noviembre 16, 2005

El fuego


Tras los cristales se acomoda una de esas noches de nieve, heladoras, del invierno castellano. Me gusta acodarme en el sillón y así ganarle pensamientos al insomnio, y mientras miro de cerca al fuego de la chimenea escucho el plaf-plaf de la leña ardiendo y empiezo a sentir calor. Me agobia el calor en verano, pero he de reconocer que el de la chimenea en las noches de invierno te hace sentir todo tu cuerpo: sudas, te dilatas, hasta te molesta el aire sofocante que llena tus pulmones, mientras fuera caen copos de nieve.

Quizás sea la memoria genética de aquellos tiempos asilvestrados en que el Hombre apenas era algo más que una bestia tiritando de frío en los inviernos cavernarios. El animal que éramos sabía que el frío le mataba, así que tenía que sentirse feliz al llegar el buen tiempo. Tal vez sea ésa memoria de supervivencia la que nos sigue atrayendo al fuego en invierno y nos enciende las venas cuando llega el verano.

Mientras perplejo observo el baile de fuego me parece sentir el rotar del planeta, cómo mi corazón late, pum-pum-pum, al ritmo de esos engranajes de reloj colosales, y siento que todos somos una pieza esencial de ese enorme rompecabezas universal.

En esta madrugada heladora me vienen a la memoria algunos hechos sorprendentes de la vida, que descubrí en los viejos libros de fauna del abuelo cuando era un niño. Por ejemplo que hay canguras que producen leche de diferente densidad en cada mama para atender a distintas crías o aquéllos camellos que almacenan toda su grasa en la joroba para cubrirse del sol desértico implacable o que el castor cuando corta la madera es capaz de sellar su garganta con la lengua para no tragar astillas. No hace falta irse tan lejos, nosotros también somos prodigiosos: con pestañas para proteger nuestros ojos, con millones de neuronas, con válvulas que regulan el furioso batir de la sangre. Pum pum pum. Si lo pensamos, es mágico.

Ese milagro de ingeniería biológica es lo que le basta al camello para aupar toda su grasa a la joroba, y para explicar que el sudor, que frente al fuego ahora sudo, es el regulador de la temperatura de mi cuerpo.

Pero los hombres además de ser un milagro biológico animal, somos algo más: una dimensión trascendente. En esa doble dimensión espiritual y natural encontramos nuestro lugar en el enorme rompecabezas. Y nos muestra que, a pesar de nuestras diferencias, TODOS SOMOS IGUALES.

jueves, noviembre 10, 2005

En el blog de Massimo


He leído en el blog del italiano Massimo (Trafficante de cannelloni) una frase que me ha impresionado: "Sueña como si fueras a vivir siempre, vive como si fueras a morir hoy." Oscar Wilde.

Con la belleza y la musicalidad de su lengua la frase todavía, si se puede, es más bella e impactante: "Sogna come se dovessi vivere per sempre, vivi come si dovessi morire oggi". Oscar Wilde.

Gracias Massimo por hacerme recordar esta frase.

P.D. Aquí va mi pequeño homenaje y gran respeto a todos aquellos inmigrantes africanos, hermanos, que se juegan la vida a diario cruzando el Estrecho de Gibraltar para buscarse un futuro mejor en Europa. Muchos de ellos desaparecen en el mar. A todos ellos y a sus familias.

sábado, noviembre 05, 2005

Casi otro cuentecito


Tal como está la vida pensaba escribir algo sobre ese santoral sin santos que es la ONU y los discursos sobre Irak con la excusa de hacer un mundo mejor y de que Occidente siga siendo millonario en su pobreza. Pero no, no voy a dedicar mi post a eso, porque prefiero escribir sobre este sotavento que es la vida.

La imagen es la de una historia, tan real, tan breve y tan profunda; casi un cuentecito, que me acompaña en estos días coincidiendo con estas fechas -como una imagen, de ésas bellísimas de postal-. Tal vez hoy sea el día para escribirla.

A finales de septiembre una gran bandada de pájaros se estuvo congregando durante días en unas palmeras mediterráneas que hay frente a la playa, en Denia, antes de volar hacia el sur para buscar el invierno cálido de África.

De golpe, como automáticamente, tras las líderes que vuelan en cabeza, todas emprendieron el viaje hacia un horizonte límpido de agua mediterránea, azul cobalto. Donde encontrarán aire templado en invierno, construirán sus nidos, se amarán y tendrán crías que en primavera retornarán con ellos otra vez hacia el norte. Sobre ese mismo mar, bajo ese mismo sol. Repitiendo ese rito inmutable y eterno. Idéntico desde que el mundo existe.

Muchos de los que viajaron el año pasado no habrán vuelto este año, del mismo modo que muchos de los que vinieron esta primavera quedaron atrás y no volverán al templado y suave invierno africano. Eso no es ni bueno ni malo; es la vida con sus leyes y sus códigos, y el código de cada una de esas aves afirma en el silencio de su instinto que las cosas son como son y cumplen con las reglas de la Vida.

Pero lo que importa es que la bandada sigue ahí, que este año a finales de septiembre volvieron a otras tierras y harán, como siempre hicieron, ése viaje de regreso en abril. Siempre distintas aves, y sin embargo la misma bandada.

Entre nubes, tras la líder, se alejaban casi en formación. Olían a tierra prometida y tenían prisa por llegar, sin reparar en que una se rezagaba. Y ninguna miraba atras, seguro demasiado fijas en su propio esfuerzo. Tampoco podrían hacer otra cosa. Cada una vuela para sí, aunque viaje entre otras. Son las reglas.

Tal vez el ave rezagada era demasiado vieja para el largo esfuerzo, estaba enferma o cansada. Salió al tiempo que todas, pero las demás la fueron adelantando dejándola una distancia cada vez mayor.

La rezagada movía las alas con angustia, sintiendo que las fuerzas la abandonaban, mientras luchaba con la tentación de dejarse vencer sobre el agua cada vez más cercana.

La bandada estaba cada vez más lejos, y ella sabía que no la alcanzaría nunca. Aleteando casi a ras de las olas, con las últimas fuerzas, el ave comprendió que la inmensa bandada volverá a pasar por ese mismo lugar hacia el norte, cuando llegue la primavera, y que la historia se repetirá año tras año. Habrá otras primaveras y otros veranos hermosos, idénticos a los que ella conoció. Y mientras volaba los últimos metros, resignada, exhausta; sonrió.

sábado, octubre 29, 2005

La flor de la manigua


La encontré en el malecón de La Habana, frente al Habana Libre, mirando al horizonte del mar como sólo saben hacerlo los cubanos. Que en los atardeceres se reúnen a ver pasar el horizonte frente a su malecón sabiendo que más allá está la Florida, no tan florida sin dólares, y su "libertad".

Su piel era de un desmayado color tabaco, como el de los taínos, y haciendo juego con la piel, los ojos eran color de miel. Grandes, vivos y cautivos de una cara todavía adolescente que no era acorde a su edad ni a las necesidades que aún no se pueden cubrir en la isla.

Los cabellos, de color moreno azabache, mecidos por el viento húmedo. Y acompasados con el vaivén de las olas, a intervalos, traían olor a sal y humedad entre su confusa melena rizada, que casi le llegaba a la cintura.

La cara perfilada con una diminuta nariz, sobre sus siempre sonrientes labios de mulata, era retocada con un ligero maquillaje. Fue en ese momento cuando con su melena larga, que con el viento le tapaba media cara, se puso simpática a charlar conmigo como si nos conociéramos de siempre. Si las miradas pudieran ser lentas diría que me miró despacio. Mucho.

Llevaba un cortito traje de algodón blanco con florecitas. Faldita corta y tirantes finos sobre los hombros. Las ráfágas de las olas al romper, a intervalos, relucían en sus vidriosas pupilas. Sus incisivos aparecían con sus sonrisas, muy blancos, entre sus labios de canela y el collar de marfil era un trazo pálido, de lado a lado del cuello moreno, que con la luz quebrada de atardecer sobre el horizonte hacía juego en sus destellos y reverberaba en su piel como un reflejo de luna.

Ya anochecía, y la invité a tomar unos mojitos en el Floridita, donde Hemingway pasaba sus más dipsómanas horas de la Habana vieja. Y la vi sonrojarse hasta la punta de la nariz.

Después me miró como sólo saben mirar las mujeres, con esa sabiduría irónica y fatigada que nos domina a los hombres, que ni se aprende ni tiene edad porque la llevan en la sangre, desde siempre. Y aceptó con una sonrisa larga, que pudo ser, también, un gemido dulce o una complicidad.

Habría querido recordarla siempre así, con aquellos ojos tan grandes que daba vértigo asomarse, fijos en la espuma que desilachaba el viento sobre las rocas y las olas del mar, y donde más allá está el paraíso. Hoy, por fin, vive en Miami.

Bueno, ya conté una de las cosas que nunca quise olvidar. Ahora te dirijo la pregunta: ¿Qué cosa nunca querrías olvidar?

domingo, octubre 23, 2005

Completando mi anterior post

En mi posteo anterior hablaba de un asunto que hoy el diario español El Mundo completa con la opinión de aproximadamamente 34.000 personas de este planeta. Hoy internet permite esto. Por supuesto quiero agradecer a este periódico la autoría de dicha encuesta, que le pertenece, y ahora enlazo con mi post.

También es mi deber rectificar una información errónea publicada en mi anterior post: Verónica, futura brillante periodista, estudia en la Universidad de Concepción, donde vive, y no en la Católica. Perdona por la información mal dada y por los incovenientes que ésta te pudo provocar.

miércoles, octubre 19, 2005

El mendigo


Lee uno en la edición impresa del periódico El Mundo , hoy día 19, que el Ayuntamiento de una de las principales y mejores ciudades españolas multará a los clientes de prostitutas, del ´top manta´ y a los mendigos "insistentes". También se sancionará a los que orinen, vomiten o hagan acrobacias en la calle.

Este diario es uno de los más serios e independientes del país, el segundo en número de lectores y presenta un periodismo vigilante. Del que tanto sabe nuestra amiga Verónica, estudiante de Periodismo allá en la Universidad Católica de Concepción en Chile. Entonces no me queda más que quedarme perplejo ante la noticia.

Del asunto de las prostitutas prefiero no hacer ningún comentario. Es un tema serio, muy serio, el de la realidad de muchas mujeres, como para escribirlo en un simple post. Algunas merecen mucho respeto, ellos no lo sé. Por lo menos el Anteproyecto de ley dice que se van a multar a los clientes de dichos alivios.

En cuanto al "top manta" es un asunto distinto. Para aquellos que no saben a qué se refiere el asunto, los manteros son aquellas personas -principalmente inmigrantes africanos o chinos- que venden copias de cd´s pirateados. Sé que es un fraude al autor, a las discográficas, al Estado y al propio consumidor; pero mientras los precios de libros o cd´s sean tan altos y se cobre tantos impuestos de cada obra será difícil evitar el daño. Tampoco quiero hacer más comentario en este post.

Lo gracioso llega con el tercer colectivo: el de los mendigos "insistentes". Dice el diccionario de la Real Academia que insistente es el que persiste o se mantiene firme en algo. O sea, en esta ciudad se va a poder ser mendigo pero sólo un poquito. Claro, así el alcalde no se enfada, tú eres mendigo, pero sólo pides una vez y si no te dan ya no vuelves a pedir porque te multan o porque de pronto ya eres millonario y tu situación es distinta. La pobreza extrema es lo más persistente que conozco, el pobre cada vez es más pobre. Además si son pobres cómo se les van a cobrar las multas. ¿Les fiarán o les concederán créditos para pagarlas? No sé, claro.

Los que orinen lo que son es unos guarros y no hay más. Y los que hacen acrobacias lo que son es unos artistas por hacerlas, ¿por qué multarlos?

Pero, ¿qué pasa si eres un mendigo persistente, muy mendigo, que vende cd´s para ganarse el litro de vino barato y mientras se desplaza acrobáticamente en monopatín le entran unas ganas enormes de orinar justo cuando su compañera ejerce la prostitución? Mejor, vente pa Madrid, aquí no te dicen nada.

jueves, octubre 13, 2005

El pan y la sal


El otro día fui al supermercado de unos grandes almacenes conocidos en Madrid a hacer la compra y así aprovisionar la despensa de mi casa. Los chicos de vez en cuando hacemos esto para así creernos que llevamos el peso de las tareas del hogar, pero en realidad sabemos que estamos algo más lejos de eso.

Las cosa es que andaba yo por el supermercado con la lista de papel que previamente me habían apuntado y el carrito, que se iba llenando a cada paso. Nosotros, los hombres, solemos ir al supermercado con la lista en la mano porque si no compramos cosas que no sirven para el día a día. Es un tema para tratar en un post futuro de caráter sociológico. Claro, compramos cervezas, latas de almejas, bolsas de patatas fritas, queso, aceitunas, el último chocolate que salió; eso sí, sólo para probarlo; pero ni no acercamos a los productos de limpieza, a la harina, al arroz, al pan o al azúcar. O sea, a las cosas realmente necesarias para todos los días.

Claro, después al llegar a casa y colocar todo en los armarios de la despensa te recuerdan todo lo que hacía falta comprar y no lo hiciste. Bueno, mañana tendré que volver, te dices. Para así justificar que no eres tonto y que sí compartes el peso de las tareas de casa.

Decía que iba yo por el súper con mi lista repleta y mi carrito ya casi lleno. Acababa de echar un kilo de harina, y me dirigía a por un paquetito de sal. Qué contentos se iban a poner en casa, hoy estaba comprando el pan, jabón de lavadora, detergente para suelo, pasta de dientes, sal, papel higiénico... O sea, todo eso que los chicos nos creemos que nace ahí mágicamente, por generación espontánea.

La sal estaba, me dijo una dependienta, al fondo a la derecha. ¿Ustedes se han dado cuenta que en los grandes almacenes todo lo que necesitas está al fondo a la derecha junto a los ascensores? Y andas y andas hasta llegar a ello. En ésas me encontraba yo lista en mano y empujando un carrito lleno de cosas, como si mañana fueran a acabarse las tiendas de este mundo.

Llegué por fin a la sal y había seis u ocho marcas distinas, pero de igual peso y apariencia. Cuando observo más fijamente veo que una cuesta unos 6 euros -unos 7 dólares-, mientras las demás no llegan a los 40 céntimos. Extrañado por tanta diferencia le pregunto a otra dependienta. Ésta más joven, guapa, habladora, simpática y sonriente. Mucho. Si realmente existe diferencia de ésa frente a las otras que justifique que valga 15 veces más. Me dijo que la textura en el paladar era más suave, que si el sabor y que si no sé todavía a qué saben las nubes;o sea una milonga. Yo sólo me fijaba en sus ojos, en sus labios y en sus incisivos blancos, que en ese momento hacían juego con el blanquísimo impoluto de la sal y de sus ojos. Total, que me fui con el paquetito de sal caro. Carísimo.

Esa chica, desde luego, era la vendedora perfecta. Capaz, entre sonrisas, de venderle a un incauto como yo cien paraguas para viajar al desierto de Atacama.

Iba con mi sal y mi carrito feliz por los pasillos de aquel supermercado y empecé a pensar que en el mundo hay muchas, muchísimas familias que tienen menos de 6 euros diarios para vivir. Desanduve el camino hasta donde estaban las sales, y le dije a la chica sonriente que lo había pensado mejor. Por respeto a aquéllos, que tienen menos, la cambié por la otra mucho más barata.

P.D. Lógicamente he querido evitar nombrar marcas comerciales.

viernes, octubre 07, 2005

Su orgullo y su obra


LLevaba unos meses pensando que tenía que hacerme unos estantes en el trastero para guardar todos mis libros. Así que a través de un periódico de esos en que se ofrecen profesionales, contacté con un carpintero. Desde entonces mi carpintero se llama Seve. La cuestión consistía en colocar unos estantes de madera barata para dar sitio a los libros que rondan todos los rincones de mi casa. Entre los dos, él sobrado de profesión, diseñamos lo que más tarde sería mi nueva librería. El caso es que Seve captó perfectamente mi intención, y durante una semana anduvo junto a su ayudante ensuciando todos los rincones de mi casa.

Por aquello de que tenía mis libros y mi ordenador o por darme el gusto de ver la librería, de cerca vigilaba cómo atornillaban las escuadras o ajustaban las tablas. En su labor hubo varias cosas que me llamaron la atención. Por un lado la perfección y el oficio que derrochaban Seve y su compañero: puertas encajadas, tablas bien ajustadas, barnizados bien pulidos y rapidez. Mucha. Tampoco, a pesar de que Seve fuma como una chimenea, lo vi hacerlo mientras trabajaba. Y en cuanto a las cervezas que les ofrecí, sólo, a duras penas, me pidieron agua; eso sí fría.

De vez en cuando paraban su labor para comprobar el trabajo hecho y ver posibles defectos. Asentían para ellos mismos y daban retoques en rincones que yo, a simple vista, veía perfectos.

Calculando los centímetros de baldas y las escasez de mi trastero, era evidente que no iban a caberme todos los libros. Así que Seve se había pasado la noche anterior pensando para ganar unos centímetros de espacio a la pared.

Por fin, una mañana terminó el encargo. Habían barrido el suelo, la librería recién barnizada brillaba y el olor a cola tierna daban un aspecto perfecto a la habitación. Saqué tres cervezas y entonces Seve y su compañero se las bebieron conmigo, sentados frente a la nueva librería. Miraban su obra y luego me miraban sonrientes a mi, satisfechos por el deber cumplido. Seve todavía se levantó a pasar el dedo para quitar dos pelusas de serrín y en ese momento comprendí que era parte de ellos: su orgullo y su dignidad. Aquélla era su decencia y su respeto, que no se hereda ni se regala, sino que se gana con profesionalidad y con vergüenza.

Y también comprendí que mis miedos sentidos cuando le conocí por ser una persona con discapacidad, eran ridículos.

Entonces fui al frigorífico y saqué otras tres cervezas, esta vez con muchísimo respeto.

viernes, septiembre 30, 2005

mmmmm...


- ¿Por qué para apagar Windows hay que dar al botón Inicio?

- ¿Por qué las mujeres no se pueden maquillar las pestañas con la boca cerrada?
- ¿Por qué nunca se ha visto en el periódico "A Adivino le toca la lotería"?

- ¿Por qué el zumo de limón está hecho con sabor artificial y el lavavajillas con limones naturales?

- ¿Por qué no hay comida para gatos con sabor a ratón?

- Cuando sale una comida para perros con mejor sabor, ¿quién la prueba?

- ¿Por qué las inyecciones letales se administran con agujas esterilizadas?

- ¿Por qué los aviones no están hechos con el mismo material que las cajas negras?

- ¿Por qué las ovejas no encogen cuando llueve y mi jersey de lana favorito sí cuando se lava?

- Si volar es tan seguro, ¿por qué se llama Terminal al aeropuerto?

- ¿Por qué aplastamos más fuerte los botones del mando a distancia cuando tiene bajas las baterías?

- ¿Por qué se lavan las toallas si se supone que cuando las usamos ya estamos limpios?

- ¿Por qué las mujeres de curvas más aerodinámicas son las que ofrecen más resistencia?

- El mundo es redondo y lo llamamos planeta, ¿si fuera plano lo llamaríamos redondeta?

- ¿Por qué cuando en el coche no vemos algo apagamos la radio?

- ¿Disfrutan tanto lo infantes de la infancia como los adultos del adulterio?

- Cuando una mujer está encinta, ¿está también en cd?

- ¿Qué cuentan las ovejas cuando no pueden dormirse?

- ¿Por qué las ciruelas negras son rojas cuando están verdes?

- ¿Por qué cuando llueve levantamos los hombros y apretamos los ojos? ¿Acaso nos mojamos menos?

miércoles, septiembre 28, 2005

La costilla de Adán


En la prensa del lunes leo que el zoólogo inglés Desmond Morris afirma en su última obra La mujer desnuda, editada en España por Planeta, que el cuerpo de la mujer está más evolucionado que el del hombre. O sea, ni costilla de Adán ni sexo débil ni nada de nada. Qué incautos somos.

La verdad, yo no soy hombre de ciencias ni sé mucho de la teoría evolucionista de Darwin hoy tan criticada, pero como fui a un colegio con los jesuitas todo esto de la evolución estaba salpicada de la teoría Creacionista, de Adán y de Eva; de Dios. Lo curioso es que no se contradecían una teoría con la otra.

La cosa es que para Morris el cuerpo de la mujer está más evolucionado en muchos aspectos -asegura-, es más neoténico que el del macho. Explica que el éxito de los seres humanos -simios sin rabo con un cerebro muy grande- es una combinación entre curiosidad y sociabilidad. La unión de las dos es un proceso, es el proceso evolutivo llamado neotenia. Por tanto, los humanos somos jugetones toda la vida.

Morris dice que los hombres son más infantiles en su corportamiento y las mujeres en su anatomia. De ahí que haya más hombres jugadores o inversores en Bolsa mientras que las mujeres son más cautas y astutas. Los hombres tuvieron que ir a cazar y correr riesgos, mientras que de las mujeres dependía la reproducción y sostenibilidad de la tribu. Debido a este cuidado femenino de la especie desarrollaron otras aptitudes como la comunicación verbal, la trasmisión del conocimiento o la resistencia a las enfermedades, mientras que los hombres se dedicaban a prepararse para la caza.

A mí todo esto me suena como a una milonga de Gardel, o sea tonterias; pero los latinos nos creemos que para ser listo y descubrir algo es mejor tener un nombre anglosajón que llamarse Manolo Romerales. Claro. Y como éste es inglés habrá que creérselo tal y como él lo dice. ¿Ustedes, qué opinan?

domingo, septiembre 25, 2005

"Voy un momento a por tabaco". (12 de octubre)


De ahí nace la expresión " me voy a comprar tabaco" cuando los maridos quieren irse de casa. Colón seguro le dijo a su mujer que se iba a por tabaco, y volvió al cabo de unos meses. Le cogió el gusto a eso de irse de casa y echarse unos cigarros, porque se fue hasta cuatro veces. Su mujer debía estar ya con un enfado tremendo; que si Cristobal ya estoy harta de que te vayas de viaje con tus amigotes los Pinzón y Diego de Triana y nunca me lleves... Bueno, ya saben.

Entonces las cosas no estaban fáciles por acá. Los Reyes Católicos acababan de expulsar de Granada a los musulmanes y como dije en mi anterior post esto estaba ya muy lleno. Se pueden imaginar los atascos de carros de caballos en las ciudades, los alguaciles poniendo multas a los jinetes. Claro, los caballos no llevan matrícula; un lío. Madrid era una ciudad invivible, y Colón se fue a ver a los Reyes para que le dieran su apoyo e irse al extranjero. O sea dinero, que él era muy listo.

Pero, claro, en aquellos tiempos para ir al extranjero había que empezar por descubrirlo. Naturalmente no se habían inventado las compañías aéreas de bajo coste ni los Todo Incluido. Desde la Edad Media le había dado a la gente por irse en barco a descubrir tierras y no dejar en paz a los que vivían allí. Los cartógrafos, que a veces ni habían salido del pueblo, pintaban unos mapas con mares llenos de monstruos marinos y costas llenas de tesoros. Osea, el mayor atractivo de aquellos mapas era que no se parecían en nada a la geografía real.

Ahora es muy fácil navegar porque todos sabemos donde está Santo Domingo, pero con aquellos mapas de entonces la ubicación dependía de lo mejor o peor que le cayesen los dominicanos al cartógrafo. Situarlo en un sitio u otro y rodeado de más o menos monstruos marinos tipo Godzilla dependía sólo de éso, de lo simpáticos que le parecieran. Así no era de extrañar que la gente creyera que toda la tierra estuviera repleta de tesoros y seres maravillosos excepto la suya.

Con todo esto, entre que Colón quería echarse un cigarrito entre pecho y espalda y todavía no se había inventado aquí, porque los tainitos cubanos llevaban siglos fumándose unos habanos como Dios manda; que como buen italiano la pizza sin su tomatito le parecía un asco y que los mapas de entonces dibujaban ríos de oro y sirenas bellísimas decidió irse para allá un 3 de agosto de 1492.

Con él se embarcaron algunos amigos y otros no tan amigos con distintas intenciones más codiciosas. Es lógico, aquel mundo resultaba muy atractivo para irse de casa a descubrir y encontrar los ríos de oro y las sirenas bellísimas. Si luego no resultaba y no lo encontraban, no se desanimaban, seguían descubriendo un poquito más adelante.

De este modo es como empezaron a desembarcar españoles con armaduras, cascos y caballos, y empezaron a pelearse con los indios. Los que vivían allí de toda la vida estaban casi desnudos, miraban perplejos a aquellos señores bajitos con cáscara y con una cabeza con pelo y patas saliéndoles de la entrepierna. Y la guerra duraría así varios años.

La que se lió por ir a por tabaco. SI ES QUE FUMAR NO ES BUENO PARA NADA.

miércoles, septiembre 21, 2005

Los ojos de la guerra


Al principio la gente eran sólo dos: Adan y Eva.

Eso, claro, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Entre las mejores una de ellas es que en el Metro siempre había asientos vacios y se podía ir todo el viaje sentado. No había atascos de tráfico en las ciudades, supongo. Y en la cola para comprar la entrada de cine como mucho sólo tenías delante a una persona. Encima la conocías; era Eva. No te iba a tocar en el asiento de al lado a un desconocido haciendo ruido mientras come palomitas y oliendo a grasa. Por supuesto, el overbooking en los aviones no existía. A buen seguro que si Adán se quedaba en tierra era por otra cosa y no por ésta; cosa tan habitual entre nosotros.

Entre las peores están que siempre tenías que ver a la misma persona y, claro, esas cosas simpre acaban mal. Que si Eva qué manzana más mala has comprado, que si te han timado, que si está medio podrida. Ya saben. Además, seguro que por aquel entonces Adán estaba hecho un machista tremendo y mandaba siempre a la compra a la pobrecita Eva. Y no le ayudaba ni a hacer la cama o a limpiar el bosque. Ya saben, " Adán el rollo de papel higiénico hay que cambiarlo cuando se acaba, me tienes ya harta o cuándo vas a aprender a cerrar la tapa del hoyo donde hacemos pis, no puedo contigo". Pero bueno, eso del feminismo, la igualdad y la educación vendrían siglos después y se la inventarían los franceses más tarde cuando andaban liados con eso de la Revolución Francesa y la legalité, fraternité y la igualité. Eso es un tema más serio para otro post.

No se vayan ustedes a pensar que Adán era todo un sex symbol a lo Antonio Banderas o Brad Pitt y Eva una Jennifer López o Charlize Teron. No. Eran lo más parecido al mono Aurelio del Planeta de los simios y Eva a la mona Chita de Tarzán.

Estas cosas al final terminan mal y el hombre se da cuenta que dos pegan más fuerte que uno y se inventa la sociedad. Llegando a haber tanta gente que ya en Europa no se cabía y tuvimos que ir a América. Unos con unos intereses más canallas que otros, que también había entonces buena gente aunque fueran los menos. Con la guerra la historia empieza a tener argumento. Así ya hasta nuestros días sin pausa, desde lo de Troya pasando por las Guerras Mundiales o lo de Irak. Porque los muertos, los niños asustados, los ancianos y hambrientos son todos iguales y tienen la misma mirada desde entonces.

sábado, septiembre 17, 2005

El antiinflamatorio


Lo tengo claro, sí. Lo tengo bien claro. Los seres humanos se dividen en dos clases: los que mueven su panza como Sakhira y los que no. El otro día lo intenté y tengo la espalda y los riñones hechos migas.

La verdad, la cosa viene de hace unos días en que fue mi cumpleaños. Sí, mi cumpleaños, digo. Todos los años me ocurre, es una costumbre que voy a intentar quitarme a partir de ahora. Pero como dicen que el ser humano es un animal de costumbres será que así es lo que me tiene que pasar cada año. Y ésa será mi costumbre, lo de ser animal es notorio y digamos que también es hábito en mí.

Bueno, a lo que iba, la cosa viene del otro día en que bajé a comprar el pan y unos dulces, como todos los domingos. Había una pequeña fila como de cinco personas en la pastelería y llegó una niña de seis o siete años. La cría se acercó a mí y sonriendo con timidez me dijo: "¿Señor, es usted el último?"

Por supuesto, con la mayor sonrisa del mundo le contesté que sí, y que pasara delante porque su mamá estaba en la calle esperando con el coche. Pero el "señor, es usted el último" me mató. ¡Vaya que si me mato! Me dejó traumatizado y yo creo que por eso me entró la tontera con lo de la edad.

España es un país en que casi ya no se usa el tratamiento de usted. Reservado sólo para dirigirse en el trabajo a los superiores y a la gente de avanzada edad. Y yo, claro, pensé, mmm, si yo no trabajo con esta niñita, ni soy su superior jerárquico, mmmm, ¿será que me ve como un abuelo? Fue como un mazazo en lo más alto de mi ego; lo de Hiroshima queda pequeño a su lado.

Me fui a casa pensativo y encendí la televisión mientras echaba un vistazo al periódico. Fue entonces cuando vi el último video de la colombiana. Shakira es una de esas mujeres tan guapa que casi no lo parece, y es en los movimientos casi espasmódicos de su última canción donde hace cosas que ni ella sabe que hace. Por su culpa intenté imitar el baile, moviendo mi panza como ella. Y llegó mi ruina. Cuanto más veo su último video, más viejo me siento.

Me voy a tomar otro antiinflamatorio; a mi edad hay que comenzar a plantearse ciertos bailes y empezar a acostumbrarse a que los críos te llamen señor.

miércoles, septiembre 14, 2005

El informático y mi ex



He estado 24 horas sin internet. Me sentía aislado del mundo, como si estuviéramos sentados al borde de la playa Robinson Crusoe y yo viendo pasar de lejos los barcos. Llegué a malhumorarme, qué absurdo. Total, que me armé de valor y llamé más de diez veces al servicio telefónico de mi proveedor de Internet para solucionar el problema. ¿Álguien conoce a alguna persona que le hayan arreglado un problema esos servicios telefónicos que resuelven problemas?

Así que al final pensé que me había entrado un virus de ésos malísimos que se comen el ordenador -Ñaaam ñammm- y le dije al informático de la oficina si podía pasarse por casa para solucionarme el asunto. Los informáticos son esas personas que se pasan horas con el Pc escribiendo palabras indescifrables, hablando sólos a cada cosa que ponen, y tras una o dos horas dicen "Ah, era muy sencillo, es de la configuración del router y la tarjeta PCM en formato cardbus". Luego intentan explicártelo; peor aún, que lo entiendas y tú te quedas mirándoles con cara de besugo. Y dices para parecer que no eres tonto: "No, si las tarjetas ésas PCM en el formato ése es lo que tienen"...

Esto de quedarte sin Internet es como olvidarse el teléfono móvil en casa. Uno se siente como si no llevara calzoncillos; cuando menos incómodo. Las mujeres lo tienen más fácil porque lo llevan en el bolso y no tienen que dejarlo por las mesas cada vez que se sientan. Porque es francamente extraña la sensación de estar en una reunión o comiendo con unos señores de 60 años, calvos y que te empiece a vibrar el teléfono en el bolsillo del pantalón. Hasta que te das cuenta de lo que es, piensas lo que no es.

En los bolsos se puede encontrar de todo. Son como unos grandes almacenes. Cuando estaba en la Facultad conocí a una chica que llevaba un destornillador de 30 centímetros. O sea, ni el que usa el atornillador del portaviones Ronald Reagan. Decía que lo llevaba por si la intentaban hacer algo malo en la calle.

Así que una noche yo empecé a pensar en el rollo de Instinto Básico y la historia del picahielo. Claro, ni yo soy Michael Douglas, ni ella era Sharon Stone, ni yo tenía un deportivo biplaza. Por aquel entonces conducía un pequeño Ford Fiesta, que el único parecido con el de la película era que también tenía dos puertas. Así que empecé a pensar si era una psicópata asesina, me entró el miedo y lo dejamos. Qué tonto. Hoy es la mujer de un buen amigo y, como las cosas evolucionan, ahora en vez de misil Tomahawk en versión destornillador lleva un spray de ésos que te paralizan y se te deben caer hasta las orejas, porque en el bote pone peligro en todos los idiomas y colores.

P.D. Conste que no tengo nada contra los señores de 60 y mucho menos contra los calvos.

viernes, septiembre 09, 2005

La coletilla


Hay veces que contestes lo que contestes a una pregunta de tu chica va a haber discusión. Pero el otro día di con la solución. Yo pensaba que había que contestar a esas preguntas con un síiiiiii no sé.....cadencioso; pero no, es mucho mejor contestar lo que leí en un post muy gracioso de srta. Lee.

La otra tarde cuando llegaba por la tarde, después de un día agotador, con sólo ganas de descalzarme y abrirme una cerveza durante el partido de fútbol, me dicen "me voy a apuntar a tu gimnasio porque este verano he cogido unos kilitos". Yo, claro, casi sin mirarla dije que no, que no había engordado nada y que estaba igual que hace unos meses. O sea, preciosa.

Ahí empezó el lío, ya ni fútbol ni nada y se destapó la caja de los truenos. Me dice "La báscula no engaña he engordado cuatro kilos; claro, tú es que ni me miras, sólo te preocupan tus amigos y el fútbol.... Bueno, ya sabéis los chicos; porque esas cosas no tienen nacionalidad ni edad. Lo que más empeoró las cosas es que yo gritara "Gooool" en mitad de la contienda.

Y digo yo, si mi contestación hubiera sido un sí, un estás más gordita hubiera empezado a decirme que la he llamado foca, que ya no me gusta y que si Salvad las ballenas, que si GREENPEACE, que si tal y Pascual y que la abuela fuma. O sea, lío también.

Otra situación de alto riesgo es cuando vuelve de la peluquería. Si no dices un inocente "has ido a la pelu, te han peinado muy bien" empieza el problema. Pero la solución a ésta es fácil, con decirle todas las tardes al llegar que está muy bien peinada y que está preciosa ya te dirá ella si ha ido o no. Lo malo fue el día que nada más llegar con el peinado nuevo dice: "vengo de la peluquería" y contesté que si estaba cerrada.

El asunto de los zapatos también tiene su gracia. ¿Cúal te gustan más éstos o aquéllos? Claro, es que no te fijas, no te importo... Y, la verdad, es que te gusta de todas las formas: con zapatos, sin zapatos, rojos, negros o amarillos con estrellitas. Y así va a ser toda la vida. Pero el desembarco de tropas ya se ve venir.

Pero yo a partir de ahora me quedo con el chico del post de Srta. Lee y diré que con cuatro kilos o sin ellos, con el pelo cortado o no y con esos zapatos o aquéllos siempre "será la más bonita de todas". Esta coletilla es infalible.

Por cierto, chicos, el Real Madrid ganó 1-0.
P.D. Leed el post de srta. Lee. Genial.

miércoles, septiembre 07, 2005

Un cuentecito


Me senté a leer un poco de novela y a ver pasar la vida mientras tomaba un cafetito en una de esas terrazas que hay en la Plaza Mayor. Mareado de palomas, turistas y palabras. Y apareció un muchacho inmigrante de unos 15 años ofreciendo sus servicios de limpiabotas en la mesa de al lado.

El chico, príncipe del betún y artesano de la sonrisas y de las miradas, se puso a limpiarles los zapatos a un matrimonio de norteuropeos que estaban allí bebiendo con glotonería sus cervezas heladas, como si fueran las últimas y el mundo se fuera a acabar mañana.

Así que ni leer mi novela ni nada, estaba yo sin quitarle ojo al personaje. Y fue en ése momento cuando, en su tarea, se secaba con el dorso de la mano manchada de betún el esfuerzo de su trabajo y de dignidad que le caían desde la frente por la nariz mientras les daba brillo a los zapatos.

Cuando terminó con los dos turistas se irguió y sonriendo les dijo que eran cuatro euros , y ellos cumplieron generosamente con el muchacho limpiabotas. Su esfuerzo, su dignidad y su orgullo estaban allí en esos cuatro euros. Duros como doblones de oro.

Ahora le tocaba mi mesa, así que cuando se acercó a mí le invité a tomarse un refresco y un sandwich, a que me contara en un penoso inglés algo de su historia. La de todos. Y me enseñó también que una persona es algo más que un país o una clase social. Sino su presencia, su conciencia y su profesión. Que lo poquito que ganaba se lo mandaba a su madre en no sé qué país africano.

Y me enseñó que la inmigración es algo más serio que permitir que un muchacho limpie unos zapatos. Porque así se podrán ganar continentes pero nunca los cien metros del día a día.

Cuando se terminó su bocadillo y la Cola, por cierto casi con más ansia que los turistas de las cervezas, dijo un goodbay que bien pudo ser un thanks you, un gemido o una complicidad y continuó con la mesa de mi derecha.

Y yo volví a mi Código da Vinci, a mi cafe y a lo mío. Aunque el muchacho siga sin oportunidades, como en una estación de cercanías por la que no pasa ningún tren.

sábado, septiembre 03, 2005

Los semáforos

A las ocho de la mañana la ciudad es un hervidero de gente, prisas, carreras y coches. Muchos coches. Los guardias intentan regular el caos mientras un mendigo duerme, ajeno, entre unos cartones y dos cajitas de ésas de vino barato. Olvidado de todo, como si fuera una estación que se le pasó a Vivaldi.

A medida que avanza el tráfico me gusta aprovechar las paradas en los semáforos para observar a la gente. En la primera parada, en los escasos 30 segundos que dura, se bajan del coche de delante por la puerta trasera cinco niños como si fueran marines desembarcando en Normandía. Abren el maletero del coche y sacan cinco mochilas, carpetas, libros, bocadillos envueltos en papel de aluminio, un balón y dos guitarras. Vamos, que no descargan un piano de cola porque no viene en los planes como asignatura que si no... Ah, claro, me olvidaba, y una flauta. Cierran el maletero y despiden a la conductora tirando un beso con la mano. Todo en medio minuto. Yo me quedo pensativo diciendo estos niños de mayores deberían trabajar en los boxes de fórmula 1 para alguna escudería.

En el siguiente semáforo coincido con un coche a mi derecha conducido por una chica. Aprovecha para tomar algo de su bolso, se mira de cerca en el espejo retrovisor y empieza a maquillarse. También preciosa sin maquillaje. Mucho. Cuando termina me mira y sonriendo le hago con los dedos la "o" del o.k., se ríe y aprovecha el verde para irse mucho más veloz que yo en su coche más nuevo, potente y rojo que el mío.

Coincido ahora con el hombre taciturno y gris de dos semáforos antes. Gris él, gris su traje y su coche. Se enciende otro cigarrillo. Sin comentarios.

En el cruce de Atocha con Alfonso XII, llego al siguiente rojo donde ya hay un señor aprovechando el semáforo para echar una ojeada al periódico. Lo he leído antes, en el desayuno, y desde luego hoy no está el mundo como para leer el periódico y conducir a la vez. Se pone en verde y el coche de atrás toca la bocina como un poseso tras el despistado conductor.

En el último, antes de llegar a la oficina, se pone a mi derecha el mejor. Es un hombre cincuentón, ni muy flaco ni muy gordo, podría decirse que no destacaría por nada. Cuando me fijo veo que se está metiendo el dedo en la nariz. Eso no es tan grave, todos alguna vez lo hemos hecho; pero lo que sí es llamativo es que se lo estuviera metiendo casi hasta el codo.

Bueno, me gustan las paradas en los semáforos cuando voy a trabajar. Cada día me hago un camino más largo, y a este paso me van a despedir. Bueno me quedaré a vivir con el mendigo para ver todas las mañanas pasar a los coches.

viernes, septiembre 02, 2005

Los que saben de la cosa

Lee uno en el periódico del día que el 99% del ADN del chimpancé es igual al humano. Los que tanto saben de la cosa así lo han publicado en la revista científica NATURE, revelando que casi un 99% de nuestra información genética no repetida es idéntica a la de este primate. Osea que sólo un 1,23% de información genética es lo que nos diferencia de semejantes animalitos.
A mi, la verdad, no me hacían falta tantos estudios para saber que muchos de los que nos rodean en la oficina o en los semáforos de la calle, incluso en los Ministerios de algún país tienen casi algunos genes más de monito. Son auténticos monos. Mucho.

Pero lo que más me sorprende del estudio es que en sólo esa pequeña porción del 1,23, que nos distingue, esté contenida la esencia de nuestras conductas. Que una ridícula porción de ADN y un cúmulo de casualidades de la evolución sean las que han formado este lío en el que estamos metidos. Hoy vivimos manteniendo artificialmente nuestra vida basándola en la abundancia, en el consumo y en la cultura de lo efímero. Hoy ya no es importante ser feliz, sino parecérselo a los demás. Hoy parece que no es importante pensar, porque pensaríamos en ése que nos hubiera gustado ser.

Ahora cómo salimos de esto.

Yo para empezar, al afeitarme esta mañana me he visto mucha más cara de mono frente al espejo.

Ese instante minutísimo

Cuando Susana me preguntó si todavía no tenía blog tuve que responder que no, pero que para este invierno español que se avecina, que pasará frío como pasa quemando el verano, me comprometo a tenerlo.
Pertenezco a esa generación que nacimos con la televisión en blanco y negro, que cuando rompíamos un termómetro en casa nuestra madre nos dejaba jugar con las bolitas de mercurio, los juguetes estaban pintados con pinturas que contenían plomo y tantas cosas ahora tan perjudiciales. No pasaba nada.
Por supuesto los coches no tenían ABS o airbag, y nos creíamos que la industria aeronáutica europea, mucho menos la española, no podría nunca algún día plantar cara a la norteamericana.
Es evidente, salíamos del colegio sólo sabiendo utilizar el lenguaje Basic en el ordenador. Claro. Y si vivíamos un fracaso escolar no nos mandaban a psicoterapia y, al final, solamente era culpa nuestra y no de nuestros padres o del que pasaba por allí en aquel mal momento.
A pesar de todo, sobrevivimos.
Susana, ahora entenderás porqué no tenía blog. Adecuarse a los tiempos es un proceso. La vida, rodearse de las cosas y de las personas que la hacen, que la inventan, parten todas de un acto minutísimo de valentía. Las grandes obras, las pequeñas, en todos los tiempos o lugares, el instante en que un bebé nace, todas tienen su momeno de valentía. Este principio, aunque pequeño, es ahora el mío. O sea.