¿Cuánto hemos cambiado?
No hay cosa más española que ir de "tapas". En un país de diversidades lo que más nos une a los españoles es ir de bares y tomar un buen "tapeo". A todo el mundo le gusta, en todas las ciudades y pueblos se hace.
La "tapa" es aquel aperitivo que acompaña al trago que se pide. Muchas veces tras varias rondas de cerveza ya has comido o cenado y acaba uno lleno. Claro, me olvidaba, queda prohibido ir al baño a la hora de pagar -hay verdaderos especialistas en eso-, y se corresponde a las rondas que te van pagando. Si uno invita a una, otro corresponde con otra ronda.
El domingo estuve en una taberna del viejo Madrid tomando el aperitivo. El bar tiene más de doscientos años: mesas de mármol grisáceo desportillado con sillas desvencijadas que crujían al menor movimiento; camareros ya decadentes como sacados de una novela de Galdós o Valle Inclán, con bigotes blancos y un pelo cano del mismo color. Y donde colgaba de la pared desde hace el mismo tiempo un cartel tan sabio y tan vigente:
"No traigas a este lugar aflicciones o problemas. ¡Déjalos en casa estar! Y si olvidado los traes, sal, mira al cielo y vuelve a entrar, dejando en la puerta estos. Este lugar es sólo de alegría y amigos. Se prohíbe la estancia a quienes no respeten esta norma."
!Qué poco hemos cambiado!