lunes, noviembre 26, 2007

El ascensor

Hay mañanas en que uno se pone temprano al ordenador, a escribir, cargado de temas, impaciente de temas, como un adolescente nervioso que descubre la vida, y hay otros días en que no se nos ocurre nada. El paisaje que vemos por la ventana es plano y los temas no vuelan por la cabeza. Pero hoy me apetece entrar en mi blog, y hablar de un no sé qué.

Enseñaban en la Facultad que el maestro Pemán decía que no hay que empezar un artículo si no se tiene pensado el final, porque quedaría desvalido, como cuento sin moraleja. Sí, ya sé que Schubert es famoso por la Sinfonía Inacabada. Pero, claro, ni esto es una sinfonía ni yo soy Schubert, ni las Torres que no son torres de Notre Dame, ni el brazo que no existe de la Venus de Milo, ni la Atlántida perdida de Falla ni nada por el estilo que tiene el encanto de lo incompleto.
Además, por no tener, no tengo ni siquiera cómo empezar.
Quizás hablar del tiempo sea lo más socorrido. Por lo menos en el ascensor, cuando te encuentras con alguien que no conoces siempre te saca del apuro.
Porque en los ascensores se encuentra uno a toda la fauna que hay fuera, pero en menos de 2 metros cuadrados, y hay que decir algo. Los hay quienes siempre saludan amables, los callados, los sonrientes, los mirones, sobretodo si va una mujer guapa; los que tienen cara de no haber pegado ojo en toda la noche... Pero el mejor es mi vecino del quinto que, tímido, mirando al suelo y con su cara de escondido dice una única palabra. Siempreeee..., dijo un día bajito, como susurrando, arrastrándola: Siempreee...
Y yo no sabía si me lo decía a mí, a él mismo o al ascensor.
Al día siguiente vuelven a pararme en el quinto, entra el de la cara de escondido y susurra al suelo: Llueveeee... Y yo no supe qué decirle más que un buenos días, que bien pudo ser un gemido de asombro o una complicidad.
Al tercer día de encontrármelo lo comprendí cuando dijo: estos díaaaas... El vecino del quinto sólo dice una palabra en cada viaje, bajito, como para sí mismo, y hay que ir encadenándolas conforme vas coincidiendo con él. Al final al unirlas tienen su significado.
Ya lo dije, en los ascensores te encuentras con gente extrañísima. Mañana será otro díaaaaaa...

12 comentarios:

Isabel Burriel dijo...

jjajaaj, yo soy de las que no habla. Dice un hola contundente y ya. No me gusta a mi eso de hablar en el ascensor.

Un besote

Nacho dijo...

Pues, INTE, yo soy de los que se enrolla más que la persianas si me dan pie.

Si no, todo se queda en un Hola. Pero el Hola no falta nunca.

Besorrio.

nara dijo...

me pasa como a tí nacho, me enrollo camino al trabajo desde el vecino, el barrendero... y con todo el que me encuentre. a veces me digo -" y que hago contandole mi vida a este hombre si le importa un pimiento2- que le vamos a hacer? a mi me gusta hablar !!

un besote.

Unknown dijo...

Hola Nacho!!!.. Muchas gracias por pasearte por mi espacio y también agradezco tus palabras.
Es increible como personas tan distantes físicamente y que ni se conocen puedan inspirarte para escribirle palabras de ánimo que las hacen sentir cercanas.

Gracias nuevamente.

Ahhh.. y si ves a mi hermana por allá dile que se conecte al msn que mi madre quuiere hablar con ella !!!!... jajajajaj No es bromita...

Cuidate.

Saludos

Sandra...

Alejandra dijo...

Subo todos los días hasta un piso 13, así que me topo con harta gente, y como dices tú, hay de todo... yo soy de las que no habla mucho, pero sí saludo...
Tu primer párrafo es muy cierto, hay días en que no sale nada...
Saludos

Ami dijo...

En serio, en serio es así de raro tu vecino???

Nacho dijo...

NARA: Me pasa como a ti. La lástima es que vivimos tan "en lo nuestro" que llega a veces a no importarnos nada la vida de otros.

SANDRITA: Por supuesto, no lo dudes, si veo a tu hermana se lo digo. Prometido, ¿eh?.

Lo malo que somos 40 millones, y a lo mejor se me escapa, pero si la veo cumpliré.

ALE: Bueno, los que escribimos sabemos que lo del primer párrafo es casi un signo de identidad.

AMI: Así y mucho más. Tan raro tan raro que es bondadoso, buena persona, honesto, educado, fiel a su esposa, solidario, trabador, honrado... Cosas tan raras hoy en día.

Yo quiero ser como él. Pero más hablador... Ejem.

Apolus dijo...

Jajajaja, qué risa con tu coment a Ami. A mi tu vecino me encanta, porque con lo despistado que soy sería un buen ejercicio de memoria ir guardando la palabra de cada día hasta completar la frase.

Lo chévere sería saber si dice "punto" o algo que te deje saber cuando terminó la frase, porque si vas armando "siempre llueve estos dias" y de repente la siguiente palabra es "duermo" y luego "más", ya no sabría si una era "siempre llueve" y la otra "estos días duermo más" o si "duermo más" es parte de una siguiente frase. Y lo dejo que me lío...

Yo soy variado, si me inspira comento algo, o sólo digo hola, o me estoy callado o soy miron si hay un tipo que me guste como para serlo, lo que sí es invariable es que saludo. Por cierto: Hola!

Natalia Lepe dijo...

me dio mucha risa tu escrito, si así es tu vida y este señor existe de verdad que me encantaría conocerlo, acá por más que suba a los ascensores siempre la gente es igual, siempre una masa uniforme, nadie que resalte su escencia que lo hace ser único...
a lo más veo a los serios (cara inmutable), a los antisociales enojones (ceño frunsido), a los indiferentes (mirando el horizonte)y sería todo.
Donde estan estos personajes?, estos seres únicos e irrepetibles dentro de toda esta masa tan poco única y tan repetible?

que tengas un lindo día.

Beeeeeeeeesos!

Nacho dijo...

APOLUS: Bueno, claro, el hola aquí se sobreentiende. No hace falta ni decirlo. Pero en el ascensor que no falte.

Lo de los signos gramaticales. No sé, ya te contaré. Pero con los puntos suspensivos va a tardar tres días -punto punto punto-.

Un saludo.

NATY: Existen, no hay más que abrir los ojos. El Gallo fue un torero del XIX analfabeto y cuando Ortega y Gasset que era sabio le dijo que era filósofo, él contestó: "desde luego hay gente pa tó".

Pues eso, hay gente pa tó. Sólo es cuestión de mirar.

Cuando vengas te presento a mi vecino.

Un saludo.

Bárbara dijo...

Yo vivo en un piso 9 y es verdad. En el ascensor he conocido vecinos, visto a gente llorar, interrumpido discusiones y recientemente, me encontré a un perrro con correa pero sin amo. (En el primer piso su sueño lo esperaba). Los ascensores son todo un mundo.

LS dijo...

Jajaja, yo en los ascensores generalmente no hago mucho de vida social, me dedico mas a observar a la gente, sus gestos y tratar de adivinar en que volada van...

Saludos desde aqui
(^.^)