Que los japoneses son muy suyos para sus cositas es algo dicho aquí alguna vez y que, por supuesto, ni voy a juzgarlo ni debo hacerlo. No soy nadie.
La cosa va hoy de que esta mañana he leído que en Japón hay una persona tan rumbosa él como para ir dejando por ahí, preferentemente en baños públicos, sobrecitos con una carta y 10.000 yenes. Osea 60 eurazos, 10.000 vetustas pesetazas u 80 dólares.
La cosa no es para dar botes de alegría ni para ponerse a tirar cohetes de emoción; pero no está nada mal. Encontrar los yenes esos supongo que dará para tomarse unas cervecitas con los amigos por una taberna de Tokyo o Nagasaki. Que digo yo que en Tokyo o por allí también habrá donde ir a llorar con los amigotes el vino cabezón de las tabernas. Seguro.
Desde el pasado 9 de abril el ingenioso y espléndido señor ha dejado ya unos cuatro millones de yenes con las cartitas por todo el sur del país. En éstas siempre acaba con la misma expresión: "sé feliz". Se ve que el filántropo en cuestión es buena gente.
Lo que más me llama la atención no es que haya alguien en esta vida tan metalizada, del tanto tienes tanto vales -qué asco-, regalando dinero a la diestra y a la siniestra; sino que 425 sobres ya han sido devueltos a las autoridades para devolvérselos a su dueño.
Ya dije, estos japos son muy suyos para sus cosas.