martes, febrero 26, 2008

Javier Bardem

Quienes me leen hace años saben que no soy una persona sospechosa de estar a favor de la guerra en Iraq, la pena de muerte que aún existe en algunos estados, la política exterior, las sociales o de inmigración de los Estados Unidos.

También saben que no soy persona que le guste hablar mal de nadie. Cuando no entiendo procuro ponerme en su lugar para tratar de entender. Pero lo de Javier Bardem no hay quien lo entienda.

Soy europeo. Me gusta ser español, ser latino, y pese a los problemas que hay aquí, lo prefiero a lo que se llama american way of life. A orillas del mar Mediterráneo desde hace casi 4.000 años los hombres han inventado, con sus aciertos y sus defectos, el mundo que tenemos hoy. Y cuando alguien me hablan de los errores históricos del pasado pienso qué habría ocurrido si lo hubieran hecho los otros. Probablemente hubiese sido igual. Ya dije, me gusta ser español.

Pero lo que es admirable del pueblo norteamericano es que hayan dejado entrar en su país al actor español Javier Bardem para recoger un Oscar al mejor actor de reparto. Él ha dicho en público varias veces que es antiamericano, anti republicano de Bush y amigo de Chávez, Fidel y sus muchachos. Ahora digo yo que ésa es la grandeza del país norteamericano: quien trabaja triunfa, piense lo que piense y diga lo que diga.

Aunque, claro, a algunos si les dan el oscar les entra un ataque de mala memoria, se tragan sus palabras y no hay nada mejor que ir a Estados Unidos a recogerlo. Impresentable.


Foto: AHeron

sábado, febrero 16, 2008

La fragua de Vulcano

El Museo del Prado es una de esas pinacotecas que los madrileños hacemos más caso sólo cuando vienen a Madrid amigos de fuera de la ciudad. Y, claro, hay que visitarlo. Es impresionante.

Tan impresionante como la última vez que lo dejamos; pero siempre se percibe un nuevo matiz, un nuevo color, una nueva luz. Y uno se reprocha cómo es posible que no tengamos más tiempo para ir más a menudo.

En ésas estábamos ayer con unos viejos amigos que habían venido de Barcelona. En la sala de Velázquez, viendo su Fragua de Vulcano. Uno de mi cuadros favoritos, no me canso de él, de observarlo. De mirarlo.

Se nos acercó una pareja joven recién casada, que estaba de viaje de novios por Europa y nos dijeron si podían unirse a nosotros. Si podíamos explicarles con nuestras conversaciones algo de lo que íbamos viendo. Me gustó hablarles de mi pintor preferido, de la fragua, de su perfección o de su incandescencia casi real. Los dos eran invidentes.

Él era invidente desde que nació, y ella por un accidente de tráfico sufrido de niña en su ciudad, Atlanta.

Así se nos pasó la tarde, eran simpatiquísimos. Por la noche nos invitaron a cenar por la amistad que trabamos.

Y nos enseñaron que la pintura se puede apreciar también por un olor, por la reacción que provoca en los demás, por la palabra o por un sonido en la sala.

La próxima vez que vaya al Museo del Prado voy a observar mi cuadro favorito con otros ojos. Los de la piel, los del entendimiento o los de oír...

lunes, febrero 11, 2008

Un viaje en tren

Ayer volvía de Valencia en tren. Era mediodía. A mi derecha sentados una joven pareja, y en frente se sentó un niño de unos diez o doce años con aspecto aseado. Iba solo.

Subió al tren en Valencia acompañado por su madre. La señora dijo buenos días, lo dejó sentado en su asiento y le dio unas instrucciones en voz baja. Después, antes de abandonar el vagón, nos dirigió con un adios una sonrisa a quienes quedamos como acompañantes de viaje del muchacho. De esas sonrisas que no piden nada, pero que a cualquier persona decente la comprometen más que un ruego o una petición.

Después vi a la madre hablar con la auxiliar del tren, se bajó y despidió al zagal lanzándole un beso a través del cristal de la ventanilla.

Era un niño normal, como todos lo niños españoles de ahora. La diferencia estaba en el aspecto, en su indumentaria y en sus modales. En vez de lucir sus pantalones tejanos desgarbados, las zapatillas deportivas viejas y la gorra de rapero -cosa lógica por otra parte, si muchos padres visten así-, iba bien peinado y aseado, llevaba un pantalón gris, zapatos de piel negros bien limpios y un jersey azul claro. Un aspecto agradable a la vista de todos.

Ya con el tren en marcha, llegó el revisor. El niño dijo buenos días, sacó su billete y le hizo unas preguntas que le había encargado su madre respecto a la comida que nos iban a servir. Con un gracias se despidió de él. No puede ser, demasiado perfecto y demasiado educado; me dije.

Al fin llegamos a Madrid, a la estación de Atocha, el niño cogió su mochila, se puso en pie, nos dirigió otra sonrisa y tras un buenas tardes se bajó del tren. Lo vi alejarse ligero por el andén, donde lo esperaban su padre y una niña que parecía su hermana. Eso fue todo.

Un niño normal, como dije. Un niño correcto, aseado, educado; un niño de los de toda la vida y no de los de ahora, que parece que se han caído de una película de Spielberg o de esas...

lunes, febrero 04, 2008

4 de febrero

Hoy 4 de febrero se celebra el día mundial contra el cáncer y quiero sumarme a él porque es una enfermedad que nunca queremos oír. Devastadora. Todos conocemos a alguien que padece o padeció la enfermedad.

No sé mucho de la cosa, ni soy médico, ni la mía es una opinión muy contrastada. Pero pienso que este año se ha centrado mucho en el tabaco y en no convertir a los niños en fumadores pasivos. Como si fuera la única causa de cáncer o la más importante. No sé.

Una vez leí por ahí que el tratamiento del cáncer, como el del SIDA o tantas otras enfermedades, es una de las cosas que más nos diferencian al mundo rico del pobre. Es llamada la enfermedad de los ricos, porque en otros países no se puede diagnosticar ni tratar.

Y este año no se habla de líneas eléctricas de alta tensión o antenas de telefonía móvil cerca de núcleos urbanos. No sé si será porque las eléctricas y las empresas de telefonía tienen mucho poder económico o porque no tienen influencia real en la enfermedad. ¿Pero esto quién se lo cree?

Lo único que sé es que la gente no quiere vivir cerca de ellas.

Pero ya dije, no sé mucho de la cosa.


Foto: cartel de la Campaña (ICC).

viernes, febrero 01, 2008

El vaso medio lleno

Me han mandado un correo electrónico que tiene su gracia. Desde luego hay algunos que siempre ven el vaso medio lleno, me digo.

Estuve un tiempo preocupado porque todos los días al abrir mi correo recibo insistentemente correos que me ofrecen Viagra. Y, claro, yo los borro sin más, sin darle más importancia... Pero asusta, ¿eh?

Ante tanta insistencia llegué a pensar si alguien habría pensado que lo necesitaba de veras. Buf. La cosa que se me quitó el complejo cuando vi que una compañera recibe todos los días uno que dice en letras rojas y grandes: "¡alargue su pene!" Desde luego hay técnicas de venta muy pesadas.

Bueno, ya dije, hoy recibí uno que me ha sido simpático. Es de los que circulan anónimos por internet. Reenviar y listo. Me cae bien la gente que siempre ve el vaso medio lleno. Por eso lo reproduzco aquí.

Si te acercas a los 40 o si ya te alejas felicidades. La vida mejora con los años.


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PARA LOS QUE NOS VAMOS ACERCANDO, PARA LOS QUE YA ESTÁN EN LOS 40, Y PARA LOS QUE LOS HAN PASADO, PERO AÚN ESTÁN “ESTUPENDOS”.

Ventajas de llegar casi al medio siglo:

1.- Te importa un huevo el currículum.
2.- Si eres parte de un grupo de rehenes, serás de los primeros en ser liberado.
3.- Nadie pide que vayas a rescatar personas de un edificio en llamas.
4.- La gente ya no te considera hipocondríaco, ahora sí que estás enfermo.
5.- Ya no tienes nada que aprender para el largo y difícil camino de la vida.
6.- Tu inversión en medicina privada comienza a rendir frutos.
7.- Tus articulaciones pronostican el tiempo mejor que los meteorólogos...
8.- Tus secretos están seguros con tus amigos, ellos tampoco los recuerdan.
9.- Tu dotación de neuronas activas llegó, por fin, a una cantidad manejable.
10.- Puedes pasar sin sexo...,¡¡pero no sin tus gafas!!
11.- Si haces una fiesta, tus vecinos ni se enteran.
12.- La ropa que te compras, ya no pasa de moda.
13.- Los pecados capitales han cambiado, como la “lujuria” por la “gula”.
14.- En breve, no recordarás quién te mandó este mail, pero tampoco te importa.

Como verás, te lo he escrito con letra bien grande...
¡¡Yo tampoco veo un pijo!!
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