Y qué
Leo en el periódico que a la señora Mariah Carey -¿se escribe así?- le han dado un premio ayer en Nueva York por tener las piernas bonitas. Para ser más objetivos, le han dado el premio "Celebridad con piernas de diosa" en el Radio City Music Hall de Nueva York.
No hacía falta organizar toda la cosa para saber que la susodicha tiene unas piernas que no ganarían a Ben Johnson en los cien metros vallas, pero sí conquistan los cinco continentes, muy masculinos ellos. O sea que la chica está muy bien, quiero decir.
No sé si el mérito será de la madre que la trajo al mundo con esos genes, de su entrenador de gimnasio, del cirujano siliconoso que la modeló a lo muñeca Barbie -si alguien lo hizo- o de ella misma. No sé.
Pero lo que sí sé es que la cosa es absurda. Este tipo de Certámenes son muy norteamericanos, gracias a ellos sabemos que la señora López tiene el trasero más sugerente del mundo - ¿?-, que Julia Roberts es la menos elegante -¿?- o que la Jolie o la otra es la más sexi o la que hizo la peor película. Y digo yo: ¿y qué?, ¿es eso importante? ¿Merece la pena gastar unos miles de dólares en esos concursos?
Con lo que está pasando ahora en el mundo. Creo que no.