El avión
El otro día volvía en avión y la azafata con esa sonrisa blanquísima e infinita de todas las azafatas de vuelo me ofreció un periódico. Lo tomé cortésmente, no podía dejarlo -por fin en castellano, como Dios manda-. La verdad había leído uno de esos en inglés cuando desayunaba y desde luego aquel día no estaba el mundo para sonrisas blanquisimas. Bueno, ni aquel día ni ayer ni hoy ni mañana; últimamente el Mundo no está para sonrisas ningún día. Pero ése es otro tema para otra entrada, será cosa de que la sonrisa, blanca o no, debe estar siempre presente en una auxiliar de vuelo.
El asunto es que leí una noticia acerca de la existencia de una página web del Departamento de Justicia de Tejas acerca de los condenados a muerte. Con nombres, apellidos, fotografía e incluso con la últimas palabras que dijeron antes de morir.
La verdad es que la página es muy fría, aséptica y equilibrada; sólo predomina el blanco y el negro. Digamos políticamente correcta. He de decirlo a favor de los funcionarios que la han diseñado.
Los que me leen desde hace tiempo saben lo que pienso de la pena capital y ésa página me resulta cuando menos tétrica. ¿Asquerosa?
Mientras, yo seguí con mi pollo al curry o lo que fuera, porque la comida que dan en los aviones siempre sabe igual. Lo mismo podía haber sido pollo al curry lo que venía en mi bandeja de comida, pato a la naranja o un Big Mac de Mac Donalds. Repugnante. Y seguí a lo mío hasta que llegué a Madrid, como todos seguimos a lo nuestro mientras están pasando cosas tan repugnantes en el Mundo. No, no me refiero al pollo, que también lo era, sino a otras cosas que están pasando todos los días y parece que a nadie le afectan.
Y la azafata volverá mañana a sonreír mientras le da el periódico en español a otro señor, y le volverá a dar más pollo al curry repugnante, y aterrizará en Madrid como lo hizo el otro día, y en el mundo parecerá que no pasa más...
*La fotografía no corresponde al vuelo.