27.09.2007
Leo en uno de mis blogs preferidos que hoy, a través de una iniciativa de BlogsCatalog, se nos convoca a todos los blogueros del mundo a escribir lo que queramos sobre el abuso en el mundo y sus diferentes manifestaciones. Es fácil, hay tanto para elegir.
La iniciativa me parece buena, es obvio que con los blogs ha nacido en el mundo una nueva tribu que está vigilante y denuncia toda la porquería que ocurre en este antiguo planeta azul. Hoy casi marrón.
Y, claro, aunque yo soy la persona menos corporativista del mundo y siempre he pensado que los "días mundiales de..." valen de poco o nada, me ha parecido que mi bitácora debería sumarse a un movimiento que viaja justamente "en la otra dirección".
Hay tantos tipos de abuso de los que podría escribir, que se colapsaría la Red si lo hiciera. Así que sólo lo haré sobre los dos que más me disgustan. No hablaré del abuso laboral, del abuso a los infrainmigrantes, del abuso animal, del económico, del abuso al medio ambiente o al otro medio, de la violencia de género o de otros tipos de aBushos... No. Hoy sólo hablaré de los dos que me causan más asco. Puag.
El abuso hacia los niños en cualquiera de sus formas: laboral, sexual, educativo, social, religioso, bélicomilitar... y la desigualdad hacia la mujer con su infinidad de especialidades: esclavitud sexual, laboral... Son tantas, que esta entrada no acabaría nunca.
Abusos nos encontramos cada día, esperemos que este movimiento con su tribu cambie las cosas en el mundo. Yo de momento tenía una hora para comer y he ido a una de esas peluquerías de unos Grandes Almacenes porque no cierran a la hora de comer. Me han cobrado por un simple corte de pelo de chico 18,50 Euros (26 dólares). ¿No es eso un abuso también? Claro, aunque más suavecito y llevadero que los otros...