La invasión
No es que tenga nada en contra de la publicidad. La información es un derecho de todos los seres humanos y los que viven de ella tienen derecho a vivir.
La cosa en las bitácoras empieza a ser una invasión en toda regla, tipo los marines cuando entraban sin pedir permiso en las calles de Bagdad. Igual que con el maldito spam de los correos que te ofrecen desde Viagra, diplomas de no sé qué, chicas rusas rubísimas para casarse o relojes Rolex. Afortunadamente no me hacen falta ni los diplomas ésos ni lo otro; pero, oye, nunca me vendría mal un relojito.
No sé ni cómo ni porqué se ha metido en mi blog la publicidad. Lo único que sé es que pido a quien lea esta entrada y sepa cómo puedo eliminarla permanentemente de mi blog me enseñe. Le estaré muy agradecido.