El caos

Circular ayer por el centro de Madrid fue un caos absoluto. Trayectos que normal-
mente se hacen en media hora pasaron a convertirse en una o algo más. El motivo fue que hoy se celebra el tradicional desfile militar que conmemora el día de la Hispanidad, y estaban con los preparativos de última hora.

Nunca me han gustado los gobernantes vestidos de verde, son cosas del pasado que creo hoy en día no tienen cabida. Ni siquiera me gustaron jamás los que imponen su razón por la fuerza, son como aquel matón que había en el colegio e imponía su razón con los puños. Claro, en sexto como no podía ser de otra forma los curas lo expulsaron. Su padre, matón él, matoncete el hijo; no supo hacer valer su razón frente a los razonamientos tan jesuíticos de los curas.

Tampoco voy a decir que no me gusten los ejércitos. Sería muy infantil decir que no son necesarios. Porque son los que defienden mi libertad, la de mi familia y la de mi país ante tanto descerebrado que hay por ahí suelto. Pero los prefiero en misiones de Paz -como ahora ocurre-, en Afganistán o Irak, en Honduras o el Congo. Sin necesidad de hacer desfiles ostentosos. Tan necesarios como ellos para el país son los médicos, los maestros o los conductores de autobús, y nunca les he visto desfilar por la Castellana.

Ahora mismo me viene a la cabeza ese señor de verde que mientras su pueblo pasa hambrunas cíclicas gasta la mayoría de su presupuesto en material bélico y tiene al mundo civilizado en jaque. Lamentable.

A pesar de todo, si no fuera por las Fuerzas Armadas el país no estaría seguro. Habrá que aceptarlo. Y el semáforo se puso en verde otra vez y no pude avanzar más de 30 centímetros. Un horror.